Aunque muchos padres creen que sus hijos no pueden utilizar lentes de contacto, desde estas líneas me gustaría aclarar que no hay límite de edad para que un niño lleve lentes de contacto. Un bebé de un mes de edad puede llevarlas si es necesario, pero si consideramos que las lentes de contacto tienen ciertas incomodidades y riesgo de producir lesiones oculares siempre se debe valorar la relación entre el riesgo y el beneficio.
¿Cuándo utilizar lentes de contacto en niños?
- Imposibilidad absoluta de llevar la corrección óptica en gafas. Serían casos sumamente raros en los que por malformaciones o deformidades craneofaciales no se pueden llevar gafas (por ejemplo, la ausencia de pabellón auricular o de la nariz). Será imprescindible la responsabilidad de los padres.
- Situaciones en las que aunque se puede llevar también gafas, las lentes de contacto ofrecen una mejor calidad visual. Son los defectos ópticos grandes como miopías superiores a 10 dioptrías o niños operados de catarata sin lente intraocular. En estos casos se intenta corregir el defecto con lentes de contacto aunque el niño sea pequeño, siendo los padres los encargados de poner y quitar la lente y de controlar los posibles problemas que puedan aparecer. En estos casos las lentes de contacto se alternan con las gafas de manera que el niño nunca vaya sin corrección óptica.
- Situaciones en las que las gafas proporciona una buena calidad visual pero las lentes de contacto ofrecen una mayor comodidad en las actividades sociales (estética) o deportivas. La responsabilidad es del niño y es él quien debe aprender a ponérselas y quitárselas y seguir las recomendaciones en cuanto a uso, higiene y horario. La edad a la que se le pueden adaptar depende de la madurez del niño y suele ser por encima de los 10 años.
Por último, se debe tener en cuenta que, para preservar la salud ocular de nuestros niños, es muy importante que la adaptación se realice por un contactólogo especializado, bajo la supervisión de un oftalmólogo pediátrico.