En nuestro primer artículo relacionado con la miopía, indicábamos la existencia de dos tipos de miopía: la simple y la progresiva. A continuación, profundizaremos más en relación a la miopía progresiva, también conocida como magna.
¿En qué consiste la miopía magna?
La miopía magna es mucho menos frecuente que la miopía simple, escolar o acomodativa. Se produce por una elongación del eje antero-posterior del ojo, con una longitud del mismo mayor a 26 mm. De manera cuantificada, se considera que este defecto refractivo existe cuando el número de dioptrías es superior a 6.
El comienzo de este tipo de miopía suele ser en la infancia y su evolución suele progresar en la vida adulta, no llegando en algunos casos a esbilizarse nunca.
Ser un miope magno, no consiste únicamente en tener muchas dioptrías…
Ya que las personas con miopía progresiva tienen una mayor susceptibilidad de presentar complicaciones oculares. De hecho, la miopía magna se ha asociado con un mayor riesgo de tener cataratas, glaucoma o alteraciones del polo posterior del ojo (atrofia corioretiniana, degeneraciones retinianas a diferentes niveles, agujero macular, desprendimiento de retina, alteraciones del disco óptico o degeneración macular). Además, este riesgo es mayor cuanto más alongado está el globo ocular.
Dependiendo de la severidad de la miopía magna, pueden aparecer cambios degenerativos asociados a la elongacion del ojo, sobre todo a nivel de la retina en el polo posterior del ojo, conociéndose esta complicación como retinopatía miópica. En ocasiones se producen alteraciones vítreorretinianas de diferentes tipos que pueden originar complicaciones y comprometer seriamente la visión del ojo.
Aunque muchas de estas alteraciones tienen tratamientos efectivos, en ocasiones las consecuencias de las complicaciones que se producen pueden comprometer de forma importante la visión de la persona con miopía magna.
Conclusiones
Este tipo de miopía se considera una enfermedad ocular, y como tal debe ser controlada periódicamente por el oftalmólogo. En estos pacientes, además de graduar la vista, hay que hacer una exploración ocular completa, incluyendo el fondo del ojo con la pupila dilatada, para examinar la retina en toda su extensión, y poder así detectar precozmente cualquier lesión, que tratada adecuadamente ayudará a evitar complicaciones futuras.